"Un lugar para la alquimia"

La Cumbre, Córdoba, Argentina
En pleno corazón de La Cumbre, alejado del ruido y el estrés; en una casona de estilo inglés de principio de siglo pasado, donde la sobriedad, elegancia y su fina decoración, se unen para dar paso a un hotel con personalidad propia, que lo invita a relajarse y disfrutar de un entorno natural, donde solo hay lugar para el placer y el relax. Dispone de un parque de 10.000 mts2, llano, igual que las instalaciones por dentro que están en una sola planta, lo cual hace del hotel un lugar cómodo para personas mayores y niños.

lunes, 23 de abril de 2012

Todo Tiene su Encanto...

Quizás ... el tiempo de los verdes saturados, de las noches cálidas, del sol abrazador, de las sombras para refugiarnos y de las aguas refrescantes haya pasado. 


El sol, del que antes huíamos,  ahora es un aliado, los verdes se han transmutado en ocres y dorados, los días, más perezosos y cortos han cedido terreno a las largas y silenciosas noches.

Pero cada estación tiene su encanto, como cada persona, cada situación, cada palabra.

Por eso, Villa Art sigue estando a tu disposición, ofreciéndote sus cálidos salones calefaccionados, para que con un rico, cremoso y caliente café, acompañes esa lectura tan ansiada, con el fondo de nuestra música, que aunque no te des cuenta, (porque siempre hacemos las cosas por algo), está trabajando en tu subconsciente para que te relajes y entres en la amplitud de onda de la calma y la serenidad, y de esa manera puedas estar más cerca de la persona más importante para vos, de sus pensamiento, de sus sentimientos, de sus miedos y recuerdos.
Estamos hablando de vos mismo. 

Muetra de Arte "3 Miradas"

Ricardo Mirolo
María Rosa Negrotto
Susana Navarro


Tubo lugar en nuestros salones entre el 5 de Abril al 13 de Mayo del año 2012, en donde bajo la organización de Graciela Delgado expusieron María Rosa Negrotto, Ricardo Mirolo y Susana Navarro.

viernes, 6 de abril de 2012

Congreso Internacional en Capilla del Monte


El Histórico Hotel Edén de La Falda


Monumento Histórico Municipal y de Interés Provincial.

Este Hotel dio origen a lo que hoy es la ciudad de La Flda, ubicado al final de la Av. Edén.

Enclavado, como una gigantesca nave, en las Sierras de El Cuadrado, desde hace ya un siglo, este legendario hotel lo espera para que recorra en sus visitas guiadas, sus señoriales salones, majestuosas escalinatas, amplias galerías, elegantes torres y los sombreados senderos de su parque. Hoy estamos en la recuperación de este Monumento, como patrimonio nacional. 

Historia

Ubicado al final de la Av. Edén (1400), luego de la fuente que corona a esta arteria. En 1891 un viajero, Roberto Bahlke, recorre la zona a caballo y queda encantado con el lugar y decide comprar las tierras para levantar un gran hotel. En 1892, con el apoyo económico del grupo Torquinst, adquiere 1250 hectáreas de lo que hoy es La Falda, más los cerros aledaños; comenzando la gran obra en 1895, el establecimiento se llamó Edén Hotel.

Su primera parte estuvo concluida en 1898. Al final del año siguiente quedó inaugurado contando con todas las comodidades y el confort, imaginables para la época. Dicho emprendimiento fue vital como ente iniciador del turismo y como elemento desencadenante de la urbanización y comercialización de La Falda.
En 1904 el consorcio Torquinst vende las mil hectáreas, más todo lo construido, a María Krautner, quien lo explota en 1912. En ese año lo compran los hermanos alemanes Walter y Bruno Eichhorn, quienes perfeccionan las instalaciones y agregan nuevos servicios. En 1913 para generar ingresos, se venden los primeros terrenos a Emilio Wenwe. En los años previos a la Segunda Guerra Mundial funciona en el hotel un Ateneo Alemán. En 1939, apenas iniciada la guerra, la tripulación del acorazado Graf Spee, hundido en el río de la Plata, es confinada al Edén Hotel, el cual cierra sus puertas al final de la guerra.

En 1945 el gobierno argentino incauta el hotel y lo utiliza para confinar a diplomáticos japoneses y sus familias durante dos años. Es por ese entonces cuando se derriba el águila emblemática que adornaba el frontis de la fachada principal. En 1948 el gobierno devuelve el hotel a sus dueños, quienes lo venden a la firma integrada por Emilio Karstulovich, Constantino Kamburis y Arturo Ascher Kutcher. Con el tiempo, al no levantarse una importante deuda contraída, la firma Franco – Argentina remata el Edén el 7 de Mayo de 1953. Lo adquiere la firma CIFA (excepto el golf que lo compró Joaquín Murillo por un millón setecientos veinte mil pesos).
El 2 de julio de 1964 toma posesión María Teresa Carbone de Autilio, a nombre de la sociedad anónima Hoteles y Parques Edén en formación, cuyo representante y apoderado es Armando Balbín. Ya en la década del 60 comienza su declinación de la que no se repondría jamás. Fue cerrado y desmantelado. Con el correr del tiempo fue víctima de constantes saqueos que lo dejaron en el estado prácticamente calamitoso en el que se encuentra hoy.

En 1970 las fuerzas vivas inician gestiones para traer un casino e instalarlo en este establecimiento, pero el mismo es otorgado a La Cumbre en 1971. En 1982 la firma Figo explotó el hotel, pero solo por ese año. En realidad, tal como se apuntó antes, desde 1965 el hotel vino deteriorándose y siendo saqueado indiscriminadamente. Su parque fue invadido por malezas.
El 8 de agosto de 1988 fue declarado Monumento Histórico Municipal por el Concejo Deliberante de la Municipalidad de La Falda. Luego fue reconocido como Monumento Histórico Provincial y actualmente prosiguen las gestiones para darle a la construcción tal carácter en el orden nacional. De estilo arquitectónico ecléctico, con torres francesas y ornamentación alemana, el Edén fue todo un símbolo, no sólo de la zona sino también del país. Prueba de ello es que la correspondencia llegaba con poner únicamente Edén Hotel La Falda. Sierras de Córdoba.

De su período fundacional, debe recordarse que, el primer presidente de la Sociedad Anónima El Edén y administrador general del hotel fue Juan Kurth, ex – cónsul suizo propietario a la vez de la Estancia La Berna en Huerta Grande. Durante su gestión, el establecimiento atrajo a un selecto grupo de personas, lo cual quedaba reflejado en las pomposas cenas de etiqueta y bailes con orquestas que allí se escenificaban.
A partir de la incorporación de la austriaca María Krautner, en la conducción de la empresa, a la característica antes apuntada se incorporará la propuesta entre otros atractivos, del desarrollo de cabalgatas con destinos a la Pampa de Olaen y Vaquerías, con expertos vaquéanos.

Luego bajo la orientación de los hermanos Eichhorn, entre 1912 y 1945, el Edén vivirá su época de mayor esplendor. Para ese tiempo la capacidad era de doscientos cincuenta pasajeros. Tenía cien dormitorios, treinta y ocho baños, comedor auxiliar para niños y personal, un gran salón de fiestas, sala hall de lectura y escritorio, jardín de invierno, salón – bar, dos amplias terrazas, galería cubierta y anfiteatro.
Excepto los vinos y licores, todo se hacía en el hotel. Poseía una huerta, criadero de animales, y fábrica de embutidos conservas y hielo. Tenía además, banco y taller mecánico propios, cabina para correos y telégrafo, usina eléctrica y una orquesta estable.
El amplio jardín fue ornamentado con cincuenta especies traídas de Europa. En cuanto a deportes, contaba con una cancha de golf de 18 hoyos donde se realizaban torneos internacionales. También tenía canchas de tenis de polvo de ladrillo iluminadas; además de una cancha de croquet y pileta de natación. Así mismo eran tradicionales las cacerías del zorro.
El mantenimiento era realizado por 125 personas. El hotel contaba para ello con taller de herrería, sala de secado y esterilizado a vapor y hasta una flotilla de taxis propia.

También entre su personal se contaban unos 10 mozos, que atendían un promedio de ochocientos comensales. Los pasajeros del hotel contaban con la seguridad de la policía privada del establecimiento.
Entre otros factores que contribuyeron al engrandecimiento del Edén, se contaron la construcción del camino Río Ceballos – La Falda, a través de las Sierras Chicas (luego denominado Camino al Cuadrado), obra que contó con apoyo financiero de la propia Sociedad Edén para la construcción de parte de sus tramos (1924 -26), y la posterior pavimentación de la ruta Buenos Aires –Córdoba.
Se alojaron en él, entre otras personalidades, el poeta nicaragüense Rubén Darío, El Príncipe de Gales, el Duque de Saboya, Albert Einstein, el Marqués de Magaz, los presidentes argentinos Julio Argentino Roca, José Figueroa Alcorta, otros representantes de la nobleza europea e integrantes de distinguidas familias de la sociedad argentina. Por ejemplo entre 1920 y 1027, estuvieron los Anchorena, Aleman, Bunge, Blaquier, Ortiz, Basualdo, Belgrano, Cornejo, Casaux, Demaría, Deheza, Ezcurra Elizalde, Escalante, Lavalle, Montes de Oca, Torquins, entre otros también estuvieron Luís Sandrini, Berta Singermann, el cuerpo de baile del Follies Bergére de París.

Fuente: Página oficial de La Falda.

El Misterio del Hotel Edén


En La Falda, fantasmas nazis sobrevuelan el Edén.

Un documento del FBI fechado cuatro meses después del suicidio de Hitler alertaba sobre la posibilidad de que el Führer huyera con destino al hotel de sus amigos, el Edén, en Córdoba.

El hotel Edén hoy. Durante la guerra sus dueños -amigos de Hitler- recaudaban dinero para el nazismo.

Sesenta años después de la capitulación del Tercer Reich, firmada el 8 de mayo de 1945, el Hotel Edén de La Falda, uno de los más acabados íconos hitlerianos de Córdoba, espera una licitación milagrosa que lo salve de una vez del abandono en que se encuentra.

Ruinoso y desde hace años a punto de derrumbarse, sus viejas paredes a medio empapelar encierran el prólogo a la historia negra de los nazis llegados a la Argentina al amparo del primer gobierno peronista.

Sus propietarios durante la guerra, Walter e Ida Eichhorn, habían sido amigos personales de Adolf Hitler y algunos de sus oficiales de estado mayor, y el 17 de setiembre de 1945 el FBI norteamericano llamaría la atención sobre la pareja y su hotel: "Si el Führer tuviera en algún momento dificultades, él podría encontrar un refugio en La Falda, donde ya se han hecho los preparativos necesarios".

El documento está fechado cuatro meses y diez días después de que Hitler se suicidara en el búnker de la Cancillería, en Berlín, y forma parte de una serie en la que el FBI investigó la supuesta huida del jefe nazi hacia la Argentina, una hipótesis que resultaría disparatada.

Las actividades paranormales son tan frecuentes en el Edén Hotel que la empresa de restauración para el hotel se ha quejado que asustan a trabajadores a la muerte para terminar el trabajo de restauración.
El hotel en realidad tiene una sección que sirve como el tipo de un hospital Se dice que una hija del doctor residente, que murió de tuberculosis, contrata a pequeños niños que visitan el viejo hotel.
Los padres relatan la vista de su juego de niños y comunicación con un espacio vacío. Figuras de la sombra han sido relatadas por múltiple personal de hotel y vigilantes corrientes. El comedor, como se dice, todavía abriga los ruidos de conversación de la gente. Finalmente, los gritos de un bebé que murió de hipotermia siguieron siendo oídos.

Leyenda Comechingón "El Águila"


Cuenta la historia que cuando se instalaron los españoles en América y la sangre aborígen comenzó a correr por los valles y tiño de rojo los ríos y arroyos que serpenteaban entre las tierras, los Comechingones recordaron la leyenda del águila que había escuchado de sus abuelos. Y la volvieron a contar porque era casi su única esperanza; algún elegido vendría por el ave a traer la paz, para, por fin, lograr la hermandad entre los pueblos.

Se dice que existió una chica de nombre "Arabela" que poseía cualidades extraordinarias y que, convertida en mujer, las desarrollo en defensa de su tribu. con su sabiduría y fina percepción guío las batallas, y logró , de esa manera, que resistieran más allá de la posibilidad humana. Y, si bien. "la historia la escriben los que ganan", nadie podrá negar la valentía con la que lucharon los Comechingones, cuyo grito de guerra resultó conocido y temido por los adversarios.
Arabela, la enviada, murió luchando por su pueblo, pero su alma se encuentra protegida por el vuelo triunfal del águila libre. Por eso, desde entonces, este pájaro representa no sólo la libertad sino también el deseo divino de hermandad entre los hombres; anhelo que vivirá hasta que todos entiendan que es el único camino hacia la felicidad.

Fuente; Leyendas indígenas de la Argentina (Lautaro Parodi)

lunes, 2 de abril de 2012

Los comienzos en la Historia del Valle de Punilla


© Autor: Ignacio César Olmos.

Periodo Hispánico en el Valle de Punilla Merced territorial de Jaimes
La entrada de los españoles al Valle de la Punilla fue contemporánea a la fundación de Córdoba, siendo sus ocupantes personas de gran notoriedad, participantes de la con quista de Chile y Tucumán, por cuyos méritos y prerrogativas solicitaban u obtenían mercedes territoriales que al pasar a sus dominios los hacían cultivar por los indígenas, enajenándolas después o legándolas a su posteridad; “la hayan y gocen ellos y sus herederos y sucesores”, rezan los documentos.

Monseñor Pable Cabrera nos dice que “no habían transcurrido tres lustros desde la fundación de Córdoba, cuando los hispanos habíanse instalado aquí”, a pesar de que no fue precisamente La Cumbre el sitial donde se asentaron los conquistadores.
Personajes de la talla de Bartolomé Jaime, Francisco Pérez de Aragón, Gabriel García de Frías, Antonio Pereyra, Juan de Mitre, Tristán de Tejeda y otros, serán los encomenderos: dueños y señores de grandes extensiones de tierra en el Valle de Punilla.

La Punilla

En el concepto de los conquistadores, la denominación Punilla, La Punilla, Punía o Punita, correspondía a la gran extensión de valle comprendido entre la Cuenca del Lago San Roque o Quisquisacate, que en la lengua de los naturales  quería decir “junta de los ríos”, aludiendo sin duda a los dos ríos que allí se juntan para formar el río Primero, y de éste al norte hasta el valle de Escoba o cañada de Pun Pun.

Con el nombre de Punilla, que es el diminutivo de Puna, bautizaron los hispanos al valle citado, en virtud de recibir en esta zona los efectos del viento helado o viento blanco de la Puna, llamado en las alturas cordilleranas soroche o sorocho. En el valle punillense este viento se hace sentir con más intensidad en la Pampa de Olaén, Pampa de Cuchi Corral, Pampa El Potrerillo y Pampilla del Pedernal.
Ahora bien, por qué tuvo predominio el nombre de Punilla y no otro, como pudo ser Guanumba, Cami Cosquín, etc.?


Quizá por ser una región bastante considerable y ubicada geográficamente en el centro de una gran comarca, donde la celebridad del nombre fue adquirida por la venta de las mulas, las mulas de Punilla, es decir que en cierta forma se transmitió y se generalizó el uso del nombre “Punilla” a través del negocio de las mulas, tan importante en su época.
Las mulas de la Punilla fueron utilizadas para las labores de las minas de Potosí y con el tiempo pasaron a llamarse mulas tucumanas.


Estas mulas de la Punilla eran propiedad de D. Gabriel García de Frías, esposo de Doña Lucrecia de Villalba y propietario de la estancia La Punilla, en la Punilla de Aragón, lugar éste que fue antes y después de la llegada de los españoles, según  Monseñor Cabrera, paso obligado de las caravanas indígenas procedentes de la región de Los Pencales, estas caravanas  eran acaudilladas por el cacique Ancalán, sucesores de éste lo fueron Tamacat, Cachucharaba y Valata, quienes descendiendo hacia los bajos, hasta los algarrobales de Quilpo y, al estilo de las fiestas del Yastay y de la Pachamama practicadas por otros aborígenes del Tucumán, celebraban sus llantos, danzas y borracheras.

Encomiendas y otorgamientos de tierras
Las mercedes territoriale

Una de las características principales de la política poblacional por parte de las autoridades hispanas, fueron las encomiendas; consistía este sistema en conceder a algunos conquistadores pueblos indígenas vacantes, junto con sus indios y caciques.
El 30 de octubre de 1585, cinco de los hijos del capitán Bartolomé Jaime, cofundador de Córdoba, se vieron favorecidos de una merced de tierras que “estaban vacas” y que los indios de la Punilla no las sembraban. De uno de los párrafos del documento se extrae lo siguiente: “Que las dichas tierras se llaman Hequexaques, y de otro pedaso de tierra que se llama Lavaputos y de otra quebrada que se llama Machapo, y de otra quebrada que se llama Pinabac, para que todos partiendo las dichas tierras por partes iguales, con que las quebradas no pasen de una legua, lo hayan y gocen de ellos y sus herederos y sucesores...”
Los cinco hijos del capitán Bartolomé Jaime, fueron los habidos en su segundo matrimonio con Dª. Luisa Martín del Arroyo, natural de San Miguel de Tucumán:

  1. Marina Sánchez, casada con Alonso de Ubeda, con sucesión.
  2. Miguel González Jaime, N. En 1576, c.c. Dª. María de Ludueña, con sucesión.
  3. Isabel González Jaime y Martín del Arroyo, casada en primeras nupcias con Francisco Gutiérrez de Castroverde y en segundas nupcias casó con el Cap. Pedro González Carriazo, con sucesión en este último matrimonio.
  4. Alonso González Jaime, presbítero.
  5. Diego González Jaime.
Según un informe del Lic. Alejandro Moyano Aliaga, Diego González Jaime debió fallecer muy joven, quizás antes de 1619, pues para esa fecha la dicha merced, otorgada por el Cap. Juan de Burgos, ya estaba dividida en cuatro herederos; y en fecha que no pudo precisar en su informe, Moyano Aliaga nos dice que el Pbro. Alonso González Jaime, enajenó su parte al Cap. Gerónimo de Quevedo (1590 – 1668), quien formará allí la estancia bajo la advocación del santo de su nombre.

Estancia de San Gerónimo

La operación es posible que se realizará cerca de 1633 pues para ese año el Cap. Quevedo compró las tierras llamadas “Hacienda de San Francisco del Valle de la Punilla” al Cap. Alonso de Leiva y Arévalo, quien las había adquirido en el mismo año al Cap. Lorenzo de Ludueña y éste a su vez por compra efectuada al 3 y 4 de junio de 1619 a las hijas de Bartolomé Jaime doña Isabel González y doña Marina Sánchez, quedando de esta forma el capitán Quevedo como propietario de las tres cuartas partes de dichas tierras.

La cuarta parte quedó en poder del capitán Miguel González Jaime, quien formará la estancia llamada Ntra. Sra. Del Rosario, que al poco tiempo cambiará su nombre por el de Ntra. Sra. De la Concepción y en la segunda mitad del siglo XVIII por el de Ntra. Sra. De los Dolores.
El capitán Quevedo construyó allí su vivienda, corrales de ganado y huerta de frutales; para el año 1657 poseía 15.000 ovejas, 16 esclavos negros entre varones y hembras y 700 yeguas.
Para antes del año 1641 mandó edificar una capilla; es muy posible que haya sido la Capilla de San Roque ubicada muy cerca de la propiedad “Los Membrillos” en el Buen Retiro.
El capitán Gerónimo de Quevedo falleció en 1668 y la estancia se dividió en dos partes, la oriental llamada “Potrero de San Gerónimo”, que le correspondió a su hijo Juan de Quevedo, esposo de doña Lorenza Alfonso; y la occidental llamada “Estancia del Bajo”, le toco a otro de sus hijos Dª. Antonia de Quevedo y Jaime, esposa del capitán Luciano de Ceballos, y que la hubo recibido como promesa de dote por escritura del 8 de mayo de 1642.


Le sucede en la posesión de la estancia un hijo de estos últimos llamado Antonio de Ceballos y Quevedo (1646 – 1719) quien tuvo una fracción de esta estancia por compra en remate de fecha 25 de noviembre de 1697.


Cabe agregar que el Cap. Luciano de Ceballos (1622 – 1687) compró la estancia Ntra. Sra. Del Rosario  el 10 de abril de 1654 a su dueño, en ese entonces el Gral. Don Juan Pacheco de Mendoza, quien a su vez le había adquirido a don Manuel de Saa y Herrera y su esposa Dª. Gregoria Ceballos; esta última la hubo por herencia del capitán Miguel González Jaime (nieto de Bartolomé), su primer marido.


El 16 de septiembre de 1706 el capitán Antonio de Ceballos y Quevedo entrega la estancia como parte de la dote a su hija Ursula de Ceballos y Almonacid, cuando casó en primeras nupcias con Antonio de Garay, propietario de la estancia San Antonio. Una hija de estos últimos, llamada María Josefa Garay y Ceballos, recibió como dote la mencionada estancia al contraer matrimonio con el capitán Diego Bustos de Albornoz. Doña María Josefa de Garay y Ceballos testó el 29 de octubre de 1752.

Subdivisiones de la estancia

Sus herederos dividieron la estancia en dos partes, teniendo como límite el arroyo. El centro de la propiedad le correspondió a Dª. María Josefa Bustos y Caldevilla, esposa de don José Ramón Ladrón de Guevara, quienes le vendieron el 10 de noviembre de 1767 al capitán José Felipe Zapata. La parte norte la recibió el capitán Antonio Ventura Bustos y Garay, esposo de doña Francisca Capdevila y Moyano.

Sucedió en la posesión de la estancia uno de sus hijos, Dª. Lucia Bustos y Caldevilla, casada con don Jacinto Roque de Olmos y Cabanillas; a su vez le herencia quedó en manos de uno de sus hijos, don José Manuel Olmos y Bustos, casado con su prima hermana, Dª. Gregoria Olmos y Cabanillas, quienes fueron padres, entre otros hijos, de Dª. Petrona Olmos y Olmos, dueña de la estancia “La Aguadita de San Gerónimo” y fundadora de la Capilla de San Roque de La Cumbre.



La Cumbre - Cuatro siglos de Historia


Aunque la conformación como pueblo no supera los 100 años, la historia de esta región se remonta cuatro siglos atrás.

El 30 de octubre de 1585, cinco de los hijos del capitán Bartolomé Jaime, cofundador de Córdoba, se vieron favorecidos de una merced de tierras que `estaban vacas` y que los indios de la Punilla no las sembraban. De uno de los párrafos del documento se extrae lo siguiente: `Que las dichas tierras se llaman Hequexaques, y de otro pedazo de tierra que se llama Lavaputos y de otra quebrada que se llama Machapo, y de otra quebrada que se llama Pinabac, para que todos partiendo las dichas tierras por partes iguales, con que las quebradas no pasen de una legua, lo hayan y gocen de ellos y sus herederos y sucesores...`
La entrada de los españoles al Valle de la Punilla fue contemporánea a la fundación de Córdoba, siendo sus ocupantes personas de gran notoriedad, participantes de la conquista de Chile y Tucumán, por cuyos méritos y prerrogativas solicitaban u obtenían mercedes territoriales que al pasar a sus dominios los hacían cultivar por los indígenas, enajenándolas después o legándolas a su posteridad; `la hayan y gocen ellos y sus herederos y sucesores`, rezan los documentos.

Monseñor Pablo Cabrera nos dice que `no habían transcurrido tres lustros desde la fundación de Córdoba, cuando los hispanos habíanse instalado aquí`, a pesar de que no fue precisamente La Cumbre el sitial donde se asentaron los conquistadores.
Personajes de la talla de Bartolomé Jaime, Francisco Pérez de Aragón, Gabriel García de Frías, Antonio Pereyra, Juan de Mitre, Tristán de Tejeda y otros, serán los encomenderos: dueños y señores de grandes extensiones de tierra en el Valle de Punilla.

LA CUMBRE

Es parte de la merced que Bartolomé Jaimes recibió el 30 de octubre de 1585 y en particular de la estancia que se conocía como San Francisco del Valle de Punilla y la formaban las actuales La Cumbre, Cruz Chica, Cruz Grande, Aguadita de San Jerónimo, San Ignacio, San Roque y Los Cocos. El municipio fue creado en 1916 y su primer intendente fue José B. Sanguinetti. La Cumbre celebra su principal fiesta patronal el 16 de julio venerando a la imagen de Nuestra Señora del Carmen y una segunda fiesta religiosa el 17 de agosto rindiendo culto a San Roque.

CRUZ CHICA

Una parte de la estancia San Gerónimo con El Potrero que después se llamó estancia El Rosario, fue comprada en 1697 por el capitán Antonio de Ceballos. En 1735 El Potrero pasó a manos de la Compañía de Jesús que lo anexó a la antigua posesión de Santa Catalina y la parte correspondiente a Cruz Chica, Ceballos la cedió a Antonio Cabanillas. En 1930 se edificaron suntuosos hoteles como el Cruz Chica, el Reydon y el Olimpo llamado “la mansión de los Dioses”, de J. de Naso Praso. Los tres establecimientos eran elegidos por la clientela británica y miembros de la alta sociedad. Se destacaban las construcciones “El Paraíso” del español Cabezas; la morada de J. Buelink; el “Granada” del Dr. Honorio Silgueira; el “Cortijo” de Buelink; el “Sevilla” de Nasle; el “Toledo” de la Sra Unzué de Alvear y otras mansiones de familias tradicionales como Navarro Ocampo, Cadmus, Lumsdaine, Risso, Luciano Ford, Coronel Beberina o González Germade.

CRUZ GRANDE

Esta estancia era conocida como La Cruz, Santa Cruz o Cruz Grande y fue en los albores del siglo XVIII parte integrante de la estancia de San Roque antes que dividieran sus tierras Antonio Ceballos y Antonio Cabanillas. De los Cabanillas y sucesivas uniones matrimoniales.


DEMOGRAFÍA

La población de La Cumbre ha crecido en forma gradual a lo largo del siglo, lo que le permite mantener estructuras equilibradas para su proyección al futuro.
De acuerdo al Censo Nacional efectuado en el 2001, la población de La Cumbre, ascendía a 7.239 habitantes (3.425 varones y 3.814 mujeres).
La tasa anual media de crecimiento en el período 1980 – 1991 fue de 6,9 y en el lapso de 1991 – 2001 subió a 9,7 (Esta tasa expresa el ritmo de crecimiento en promedio anual por cada mil habitantes).
En cuanto a la posición en el contexto provincial de acuerdo a su población está ubicada en el lugar Nº 49. La densidad poblacional de La Cumbre es de 20,7 habitantes por kilómetro cuadrado.
Los datos de los censos de población efectuados durante el siglo XX, nos brindan los siguientes guarismos, 1914: 850 habitantes (aproximadamente); 1947: 3.968 habitantes; 1960: 4.768 habitantes; 1970: 5.725 habitantes; 1980: 6.076 habitantes; 1991: 6.536 habitantes y 2001: 7.239 habitantes.

LOS BRITÁNICOS EN LA CUMBRE

De acuerdo a un trabajo de investigación histórica realizado por el Pbro. Dr. José María Fontán Gamarra, miembro correspondiente por Buenos Aires de la Junta de Historia local, la presencia de una nutrida comunidad británica en la localidad de La Cumbre permanece hasta nuestros días.

El momento álgido de su crecimiento se sitúa entre 1900 y 1940. Esta presencia sajona en las Sierras de Córdoba, se debe principalmente a la construcción del ferrocarril Córdoba a Cruz del Eje, cuya terminación es del año 1892.


El mismo nombre de La Cumbre hace referencia a los británicos, pues se trata de un dato topográfico en el frío papel de un plano ferroviario.


En efecto, la actual localidad es la cota más elevada de altitud en todo el valle de Punilla, incluso más alta que Capilla del Monte. El exiguo pueblo existente se llamaba San Gerónimo, y poco después de la inauguración del tren, ya en el año 1900, fue cambiado por La Cumbre, mediante un decreto del Ministerio de Gobierno.


Británicos fueron los ingenieros, la empresa constructora, la maquinaria, muchos técnicos venidos de Gran Bretaña e incluso el capital. Era un tren de trocha angosta con un recorrido de 153 Km a lo largo de un paisaje pintoresco de estrechos desfiladeros, montañas abruptas y puentes de hierro cabalgando sobre ríos. El 20 de julio de 1909 se transfirió - antes de lo previsto - la propiedad de este ferrocarril a la Nación Argentina. Muchos de los británicos que trabajaban en el mismo, como técnicos o simples ferroviarios, debieron optar por marchar a su país de origen o quedarse en Argentina.


Aquerenciados por la belleza y el sosiego del lugar, hubo bastantes que permanecieron en La Cumbre y alrededores. Algunos ayudados por subsidios y pensiones del gobierno británico. Todos gracias a una gran disciplina y austeridad que los caracteriza, lograron salir adelante. Los que se afincaron no fueron peones sino patrones.


En La Cumbre y localidades aledañas hubo varios que se dedicaron a la hotelería. Enseguida compraron propiedades que estaban en manos de criollos y algunos pocos comerciantes italianos y españoles de reciente migración.


La mayoría continuaron con sus costumbres e idioma y lentamente se argentinizaron. Conservaron su identidad original y se mantuvieron al margen de la vida política local y nacional. Ha sido también frecuente en los comienzos, un cierto flujo de ingleses atraídos a este plácido lugar serrano desde otras partes de la Argentina.


En el censo provincial de Córdoba del año 1895 no aparece anotado como vecino ningún inglés. En toda la provincia de Córdoba, según el censo nacional de 1869 anota tan sólo 465 personas de la colectividad británica. En el censo del año 1914 eran 1107 en toda la provincia, prácticamente la mayoría estaba asentada en un mismo lugar: Fraile Muerto (hoy Bell Ville)
El Registro Electoral Municipal de Extranjeros del año 1939 en La Cumbre sólo registraba 5 ingleses, sobre un total de 99 extranjeros inscriptos.


Ese mismo documento del año 1987 señalaba tan solo tres. Y actualmente en el 2003, se encuentran anotado el mismo número de un total de 15 extranjeros asentados.
Aunque voceros de la comunidad británica en 1992 señalaban que para esa fecha se estimaba en 60 las familias de británicos o descendientes de ellos radicados en la zona que comprende La Cumbre, Cruz Chica, Cruz Grande y Los Cocos.



Estos guarismos indican que la colectividad británica constituye un caso muy singular dentro del proceso inmigratorio argentino. No fue excesivamente numerosa. Como consecuencia, no constituye el grueso de la mano de obra para las actividades productivas del país. Sin embargo. A pesar de su reducido número. Ejerció una influencia superior a las restantes colectividades extranjeras, debido a que fue la que más inversiones realizaron en todos los campos.

CELEBRAN LA CORONACIÓN DE ISABEL II

De acuerdo a las crónicas periodistas de la época “la numerosa comunidad británica residente en La Cumbre, Cruz Chica, Cruz Grande y Los Cocos, celebraron dignamente la coronación de Isabel II”, ceremonia que se había llevado a cabo en la abadía de Westminster (Gran Bretaña) el 2 de junio de 1953.

Los fastos en esta localidad serrana se concretaron el domingo 7 de ese mes,  en el hotel Reydon, con un refrigerio; concurriendo especialmente invitados autoridades locales y “un núcleo de caracterizados vecinos”.


En esa ocasión el señor John Pearson, presidente de los residentes ingleses y representante del Cónsul inglés, al ofrecer la demostración expresaba “en este día de tan feliz acontecimiento con motivo de la coronación de su Majestad la reina Elizabeth de Gran Bretaña, nosotros los residentes locales de la comunidad británica nos sentimos complacidos en reunirnos en este salón con nuestros amigos de este grande, generoso y hospitalario país que es la república Argentina. Quiero agradecer a todos ustedes en nombre de la comunidad británica y en el mío propio la gentileza de vuestra gratísima presencia y les pido levantemos nuestras copas en un brindis por la ventura personal del presidente de los argentinos general Perón, por la grandeza de nuestros países y porque los vínculos de amistad entre los mismos sean cada día más estrechos e indestructibles”.
Un total de veinticinco residentes ingleses rindieron honores a la nueva Reina y luego del refrigerio entonaron una canción inglesa.



Se destaca que retribuyendo esta cortesía las autoridades locales ofrecieron un almuerzo en el Palace Hotel. Comida que transcurrió en un ambiente de camaradería para luego cerrar con la palabra de Enrique Favilla y Alberto Villalba. Este último puso énfasis en la importancia de los lazos de amistad británicos – argentinos. El ágape estuvo presidido por el delegado municipal Julián Esper y contó con la participación de 18 representantes de diferentes entidades oficiales y privadas.

Bibliografía: © Los británicos en La Cumbre. Pbro. José María Fontán Gamarra. © Investigación Histórica sobre datos de archivos y censales. Francisco Capdevila