“A pocas
cuadras del centro de La Cumbre, sobre la calle Monseñor Pablo Cabrera, un
camino de cómodo acceso, se ubica la Capilla de San Roque”.
Se encuentra
al pie del Cristo Redentor y es la capilla más antigua y representativa de La Cumbre,
se distingue por la simpleza de su construcción y un entorno que invita a la
reflexión. Se estima que esta capilla se libró al culto en 1898.
Se pudo
atestiguar en los libros sacramentales que guarda el archivo del Arzobispado de
Córdoba en la sección del Curato de Punilla o Parroquia de Cosquín que se
hicieron inscripciones de bautismos, matrimonios y defunciones en el llamado
oratorio de Petrona de Olmos en los años 1880. Este oratorio, que fue el origen
de la capilla, venera la imagen de San Roque y conserva los restos de su
fundadora.
En sus
Antecedentes Históricos de la Cumbre, Ignacio Olmos escribe: "La imagen
del santo que se venera en la capilla y que todos los años sale en procesión
por las calles de La Cumbre, es una bellísima imagen de vestir, de madera
policromada, de mediana estatura y que, según una hipótesis del Lic. Alejandro
Moyano Aliaga, bien puede ser la misma que se veneraba en la capilla de la
estancia del Señor de San Roque enclavada al norte del Valle de Punilla, de
propiedad del Cap. Antonio de Cabanillas y Ampuero, cuya nieta Josefa de
Cabanillas y Amuchástegti y su esposo Estanislao Olmos y Aguilera serían los
bisabuelos de Petrona."
Con la
construcción de la Iglesia Nuestra Señora del Carmen, entre 1917 y 1920, la
capilla San Roque, pasa a un segundo plano. Recién en 1924, con la llegada de
sacerdotes de la Orden Benedictina, que ocupan el predio de San Roque, vuelve a
tener preponderancia en la vida comunitaria de La Cumbre.
En marzo de ese año se inauguró la , tal como lo había pedido Petrona Olmos, en su testamento que la curia abriese una escuela para atender a los niños de las sierras.
En marzo de ese año se inauguró la , tal como lo había pedido Petrona Olmos, en su testamento que la curia abriese una escuela para atender a los niños de las sierras.
Manuel
Tassano dice: "El primitivo culto a San Roque se le rendía en su
propia capilla existente allá, por el siglo XVII a corta distancia al Este de
la lujosa posesión de Buen Retiro, de cuya capilla hoy apenas se descubren sus
ruinas. Este culto debió ser muy generalizado especialmente en tiempos de
Antonio de Cabanillas el que habría dado a sus tierras el nombre de Señor de
San Roque. Le siguieron después en esa devoción las familias de José Manuel
Olmos y sus descendientes, uno de los cuales Petrona de Olmos le erigió la
actual capilla de los grandes nogales en la que se exhibe la imagen
tradicional."
San Roque
nació, según la tradición, en Montpellier en 1295 aproximadamente, Francia y
fue un peregrino que se desplazó a Roma. Recorrió Italia y se dedicó a curar a
todos los infectados de la peste y falleció en olor a santidad. Su vida la
tenemos que fechar con toda seguridad, a partir de la mitad del siglo XIV y su
muerte en 1327, lo más probable fue en Voghera, a pesar de la hipótesis de
Montpellier. Su devoción se extendió muy rápido a partir del siglo XV. Desde
Venecia se extendió el culto hacia el mundo germánico y a los Países Bajos. En
1477, en ocasión de otra epidemia de peste, se fundó en Venecia una cofradía
que bajo su honor se dedicó al hospedaje de enfermos de peste y que fue
conocida como Confraternità o Scuole di San Rocco. Dicha agrupación fomentó la
devoción al santo construyendo capillas y más centros de acogida por toda
Italia. Una de las iglesias más conocidas que están dedicadas a este santo está
en París, muy cerca del museo del Louvre, la hizo edificar Luis XIV en 1563.
Toda Europa e incluso América Latina están sembradas de templos que le fueron
dedicados.
Su santoral
es el 16 de agosto. Santo protector ante la peste y epidemias, su intervención
era solicitada por los habitantes de muchos pueblos y, ante la desaparición de
las mismas reconocían la intervención del Santo, por lo que se le nombraba
Santo patrón de la localidad.
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